Sobrevivir al agobio en BCN

Publicado en el periódico de Catalunya... para hacerse una idea de lo que estamos pasando en Barcelona

FERRAN COSCULLUELA

LA RAMBLA. 13.40 HORAS. 35,3° A LA SOMBRA
«Lo paso fatal con el vendaje»
La momia saborea un polo indiferente a los turistas sofocados que circulan por doquier. Se lo


come deprisa, porque se le está derritiendo entre las manos. El grueso vendaje que recubre todo su cuerpo apenas deja ver una cara morena cubierta de sudor. Está sentada en la pequeña tarima que le sirve de escenario para reclamar unos euros en su trabajo de estatua humana. «Este verano lo estoy pasando fatal. Cuando me quedo unos minutos quieto sobre la tarima, me empieza a resbalar el sudor por la cara y apenas aguanto las cosquillas», explica este falso faraón que en realidad se llama Hans Vetter. «No paro de beber agua, cervezas y refrescos, y si tengo resaca, ni se me ocurre venir», reconoce.

PLAZA DE CATALUNYA. 14.00 HORAS. 43,1° AL SOL
«Ya no mueren los perros de sed»
Cristóbal Arco tiene 62 años y lleva «toda la vida» trabajando de taxista. La experiencia es un grado y lo primero que hace al salir del coche, en la parada que hay delante de El Corte Inglés, es calarse un amplio sombrero de paja. «Aquí no hay sombra, solo la que da esa pequeña parada de autobús, que es donde nos cobijamos la mayoría de compañeros», explica. Los taxistas sudan la gota gorda cuando las paradas están llenas, como ocurre este verano debido a que la crisis ha hecho caer las carreras el 30%. «Paramos el motor y no podemos poner el aire acondicionado. Pero tampoco es para tanto. Este verano no es tan duro como los de mi niñez. Ahora ya no se mueren los perros de sed», recuerda.

ESTACIÓN DE RENFE, PASEO DE GRÀCIA. 14.20 HORAS. 36°
«En los andenes es aún peor»
Atiende a los clientes con dos ventiladores en el mostrador a pesar de que el quiosco en el que trabaja apenas tiene 10 metros cuadrados. «Hay una pequeña rejilla del aire acondicionado de la estación, pero en verano no hace nada. El aire frío solo se nota en invierno», lamenta Isabel Viudez. La dependienta no se queja tanto del calor como del aire viciado que se respira en la estación. «Y esto no es nada, en los andenes es mucho peor», comenta. En verano cierra la tienda antes y aprovecha la media hora de las comidas para salir fuera «a respirar». Tiene otra regla de oro para superar el agobio: «Siempre como en locales climatizados».

CALLE DE CONSELL DE CENT. 14.40 H. 35,5° A LA SOMBRA
«A veces nos escaqueamos»
Trabajan 10 horas diarias en la rehabilitación de un edificio. Juan, Jesús y Herrán son de Perú, la República Dominicana y Bolivia. Se reponen del esfuerzo tirados en un banco a la sombra. «La mayor parte del tiempo trabajamos en el interior del edificio, pero hay días que nos toca trabajar en el patio exterior, y eso es terrible», comentan. Uno de ellos asegura que llegan a beberse tres botellas de agua de 1,5 litros. «No vamos a mentir, para aguantar esto tienes que escaquearte de vez en cuando, sobre todo al ir a buscar material», dicen. «Es durísimo, y más cuando ves a chicas guapas vestidas así», comentan señalando a una turista.

CALLE DE PI I MARGALL. 15.10 HORAS. 35,8° A LA SOMBRA
«Es cuestión de costumbre»
Cualquier otro ser humano estaría a punto de derritirse, pero él parece recién salido de un anuncio de Ermenegildo Zegna. Camina impecable con su traje oscuro, corbata azul celeste y camisa blanca bajo un sol de justicia. «Es cuestión de acostumbrarse, como los esquimales se acostumbran a bañarse en agua helada», comenta Pedro, que no quiere dar su apellido y que es director de una sucursal bancaria. «Hay algunos trucos: utilizar corbatas de tela fina para que el nudo sea más ligero, llevar manga corta bajo la americana en los peores días, y tener siempre a punto un pañuelo en el bolsillo para secarse la frente», explica.