MI NAVIDAD, MI PESEBRE

Por fin me siento un rato... Mi casa huele a bizcocho recién horneado, pues mi hija me suplicaba un bizcocho sencillito para desayunar, a la calabaza que tengo en el horno (truco, para poder pelarla mejor, envolverla en papel de aluminio y meterla en el horno a 180ºC unos 15 minutos, dejar enfriar y pelar!), al roibos con canela que me estoy tomando, las luces del pesebre parpadeando, la charla con mi madre, la bandeja con mazapanes, yemas, mantecados presidiendo la mesa (lo que me cuesta no meterles mano... pero no puedor, no puedor, no puedoooooooooooooooor que ya he perdido 6 kilos y hay que mantenerse), y el cansancio en mi cuerpo, pero ya lo tengo todo listo, y la ilusión recorre mi cuerpo, porque aunque haya ya muchos huecos, nos falte gente muy querida, las ausencias sean sentidas, parte de nuestra gente esté a muchos kilómetros de distancia, seguimos haciendo lo imposible por sentirnos cerca, nos reunimos los que podemos y una vez juntos llamamos a los que están lejos, brindamos por los que ya no están, y pasamos estas fiestas como lo que somos, una piña sin fisuras, y eso para mi no tiene precio.

Os dejo fotos de mi pesebre. No es un gran pesebre, pero para mi sentimentalmente tiene un grandísimo valor, es algo muy muy especial