Ayer hacía un día primaveral, balcones abiertos, leve brisa, calorcito... Y de repente se oscureció el cielo, nubes negras, negrísimas, y se desató la gran tormenta. Rayos, truenos, agua... Impresiona ver la fuerza de la naturaleza, como en apenas 20 minutos cambia el paisaje, de un azul brillante, de un sol radiante a esto...
Y hoy aquí es festivo, el día de la mona, que los padrinos regalan a sus ahijados. Y mañana retomamos la normalidad, que ya va tocando, aunque unos días de relax total han sentado la mar de bien.