EXISTE, LO HE VISTO, ME HA MIRADO, ME HA HABLADO.....
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Ayer por la tarde era el gran día. Me levanté nerviosilla, con maripositas en el estómago. !Era el gran día! !Por fin le vería, y me regalaría sus sabias palabras!
Casi no pude comer, a las cinco era el gran momento... Llegó a la gran cueva donde habitan los chamanes, preguntó donde está la gruta del mío, y allí me dirigo. Ya había una gran muchedumbre esperando su momento. Había caras de resignación, algún indignado, pero la mayoría o leíamos o escuchábamos música. De vez en cuando de la gruta salía una de las sacerdotisas que acompañan al chamán y recitaba nombres en voz alta y con aire indolente, lo que hacía que en cada una de sus salidas se tensara el ambiente, se electrizara y no se oyera respirar a nadie. Algunos, frustrados al no oír aún su nombre en la lista, se encaraban a ella, que ya acostumbrada a estas situaciones, les despachaba con un par de manidas frases.
Y de repente, tras una hora y media de espera, oigo MI nombre. Clavo mis ojos en la entrada de la gruta, esperando por fin poder entrar, me levanto, respiro hondo, cruzo la puerta... y allí estaba él.... !EL TRAUMATÓLOGO! Siete largos meses de espera, condensados en apenas 10 minutos de visita, decirme que soy un poquito burra por aguantar tanto y tres recetas de diversas pócimas para calmar mis doloridas rodillas, y que pase el siguiente...
En Octubre volveré a ver al chamán, no se si podré aguantar tanta emoción junta....
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Casi no pude comer, a las cinco era el gran momento... Llegó a la gran cueva donde habitan los chamanes, preguntó donde está la gruta del mío, y allí me dirigo. Ya había una gran muchedumbre esperando su momento. Había caras de resignación, algún indignado, pero la mayoría o leíamos o escuchábamos música. De vez en cuando de la gruta salía una de las sacerdotisas que acompañan al chamán y recitaba nombres en voz alta y con aire indolente, lo que hacía que en cada una de sus salidas se tensara el ambiente, se electrizara y no se oyera respirar a nadie. Algunos, frustrados al no oír aún su nombre en la lista, se encaraban a ella, que ya acostumbrada a estas situaciones, les despachaba con un par de manidas frases.
Y de repente, tras una hora y media de espera, oigo MI nombre. Clavo mis ojos en la entrada de la gruta, esperando por fin poder entrar, me levanto, respiro hondo, cruzo la puerta... y allí estaba él.... !EL TRAUMATÓLOGO! Siete largos meses de espera, condensados en apenas 10 minutos de visita, decirme que soy un poquito burra por aguantar tanto y tres recetas de diversas pócimas para calmar mis doloridas rodillas, y que pase el siguiente...
En Octubre volveré a ver al chamán, no se si podré aguantar tanta emoción junta....
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